Cerré mis ojos por un momento y escuche callada el dulce sonido de las gotas de lluvia que resonaban fuera de la habitación.
Acomode mi cuerpo junto a la vieja chimenea y deje que su calor me acurrucara y me envolviera con sus dulces y bellas canciones de amor.
Después de un rato mi cuerpo floto dormido por la habitación deseoso de volver a encontrar los ojos que me amaban.
Soñé por un segundo escuchar tus pasos recorriendo el adormecido suelo de madera, pero solo soñé no eran mas que ilusiones y fantasías; mis amigas desde mucho tiempo atrás... desde que abrí mi corazón y deje entrar a la desolación no a habido amor que me levante de este coma.
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Ver el cielo sin esperanza cubierto de nubes sin agua y yo sin voluntad, estar en medio sin sentir el latir de la vida y dar gritos de angustia en vano es el día que siempre imagine que vendría. No saber dónde, como, ni cuando fue lo que mantuvo el misterio tanto tiempo. Mi pedacito de amor delirante en ese momento fue lo que me mantuvo vivo, al parecer raspar mis rodillas al orar me habían dado el aliento un minuto más, nadie me pudo ayudar, esta vez estaba solo mi alma y espíritu, no tuve valor para pronunciar mis palabras una vez más. Algo mucho más grande fue lo que me salvo, algo de lo que no me puedo defender, algo que invade todo mi ser, entro por una ventana de mi alma que yo no conocía y me robo cada pensamiento que no quería decir y así fue como sin querer le di la bienvenida al AMOR.
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